En momentos de fatiga pandémica generalizada es fundamental recordar que el miedo en la comunicación no suele funcionar. Lo hemos comprobado con el cambio climático: los mensajes catastrofistas acaban aburriendo y mucha gente desconecta, como en el cuento infantil de Pedro y el lobo.De nuevo, con ómicron es el momento del rigor, la transparencia (decir lo que se sabe y lo que no se sabe) y, sobre todo, de proponer soluciones.
¿Ómicron es mucho más transmisible?
Desde que se detectó hace unas semanas, la variante se está expandiendo de forma muy intensa por muchos países. Parece ser que su crecimiento está disparado, es exponencial, y que en unas semanas desplazará a la variante delta, hasta ahora dominante.Sin embargo, aunque todavía es muy pronto para saberlo, algunos datos sugieren que esa alta incidencia no está suponiendo una mayor mortalidad.
Sobre esto todavía hay datos contradictorios y es difícil saber qué ocurrirá. El nivel de incertidumbre sigue siendo muy alto. Es verdad que las hospitalizaciones, ingresos en UCI y fallecimientos ocurren con un desfase de unas cuantas semanas.
El problema es que una variante mucho más transmisible, aunque sea menos virulenta, no necesariamente significa que cause menos muertes: si crece a tan alta velocidad, si hay muchos casos en muy poco tiempo, puede haber más fallecimientos.Una sexta ola intensa y rápida en número de casos generará un colapso en el sistema sanitario, algo que ya hemos visto que tiene consecuencias muy graves.
Las agencias sanitarias internacionales califican la situación de riesgo muy alto. Por eso, algunos afirman que "hay que prepararse para lo peor".
No sabemos si es más grave, pero tampoco si será más leve
Aunque el número de hospitalizaciones permanece bajo, no hay evidencia de que ómicron sea menos virulenta que la variante delta.
En comparación con otras variantes, resultados preliminares sugieren que ómicron se multiplica 70 veces más rápido en los bronquios humanos, lo que podría explicar por qué esta variante puede transmitirse más rápido.
Sin embargo, el mismo estudio muestra que la infección por ómicron en el pulmón es significativamente menor que con el SARS-CoV-2 original. Esto quizá podría explicar que produzca una menor gravedad de la enfermedad.
Otros trabajos también preliminares sugieren que los sueros de individuos vacunados neutralizaron la variante ómicron a un nivel mucho menor que cualquier otra variante.
Sin embargo, en el mismo trabajo también apuntan a que los sueros de individuos superinmunes (los que habían sido infectados y vacunados o que habían sido vacunados y posteriormente fueron infectados) sí que pudieron neutralizar la nueva variante.
Los anticuerpos previenen la infección, por lo que este escape parcial de la respuesta inmune (anticuerpos) también podría influir es su mayor transmisibilidad.
Las vacunas no son la solución, sino parte de la solución
No tenemos un muro de acero impenetrable que bloquee al virus, ni siquiera las vacunas. Las vacunas no son la única solución, son parte de la solución.Ninguna medida por sí sola es perfecta para prevenir la propagación del virus (cada capa del queso tiene agujeros). Pero una superposición de medidas compensa los defectos individuales y reducen significativamente el riesgo.
Recordemos que el virus se transmite por aerosoles, como si fuera el humo del tabaco. Imaginemos una persona a nuestro lado fumando.
Así como se mueve el humo del tabaco a nuestro alrededor y lo acabamos respirando, así se moverá el virus si tuviéramos una persona infectada a nuestro lado.
Por eso, un sitio cerrado, mal ventilado, con mucha gente, hablando durante mucho tiempo y sin mascarilla es el mejor lugar para contagiarse. Las mascarillas han resultado ser una medida muy eficaz para prevenir el contagio.Las mascarillas son necesarias en interiores y en el exterior si no hay distancia de seguridad. En exteriores con distancia de seguridad la mascarilla no es necesaria.
El riesgo de infección en exteriores es muchísimo menor que en interiores. Esa es una de las razones por las que en invierno hay más contagios de patógenos respiratorios, porque pasamos más tiempo juntos en interiores.No tiene sentido, por tanto, cerrar los parques como se ha hecho en otros momentos de la pandemia. Toda actividad, mejor fuera que dentro.
Ir por la calle con mascarilla y quitársela al entrar en un local cerrado es como ir con el casco por la calle y quitárselo al montarte en la moto porque molesta para conducir.
Lo que si tiene más sentido es favorecer los medidores de CO₂ en interiores. Una forma de medir la calidad del aire que respiramos es medir la concentración del CO₂ que expulsamos al respirar.
A mayor concentración de CO₂, mayor será la cantidad de aire ya respirado por otra persona.
Desde hace ya varios meses están disponible los test de antígenos. Bien usados, permiten detectar a las personas en su fase más contagiosa.
Si el test da positivo, habría que aislarse y quedarse en casa.Si da negativo, no hay que relajarse. Puede que todavía no haya suficiente carga viral. Lo mejor sería repetirlo los días siguientes. En el caso de una celebración, lo mejor es hacérselo poco antes del evento.
Este tipo de test puede ser muy útil en situaciones como la actual en la que hay ya colapso en el sistema sanitario.
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